Trece se cumplen los años

Trece se cumplen los años
de aquella mágica tarde.
Entonces me comí el mundo,
hoy hasta padezco el hambre.
Tiré entonces el dinero
en estúpidos alardes,
aunque en aquella ocasión
supe gastar mis caudales.
Sevilla tuvo la culpa
o quizás fui yo el culpable,
pues no pude ante tu embrujo
pasar sin enamorarme.
Tú ya no piensas en mí,
yo no consigo olvidarte
por más que en ello me empeñe,
tu recuerdo es imborrable.
Pero, en fin, todo es inútil.
Mejor más vueltas no darle.
Mas no podré olvidar nunca
el beso que supe darte.

Francisco Escobar Bravo