Escuchando una dulce melodía por Francisco Escobar Bravo

Escuchando una dulce melodía
se disipa la angustia del poeta,
nada puede existir que le prometa
mayor calma, sosiego y armonía.

Pero siempre ha de haber quien algún día
sus molestas narices entrometa
y otra vez esa paz se verá inquieta.
Poco dura el reír y la alegría.

Ganas dan de mandarles a paseo
porque son sus demandas perentorias,
no se toman ni agosto de recreo,

te amenazan con costas y accesorias.
Pues prosigan, sin más, en su deseo
mas no vengan chinchando con historias.

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La gloria es de quien la busca. La suerte, del que la encuentra.
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