Cuentos Cortos
ALMA DE POETA :: LITERATURA :: cuento
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Cuentos Cortos
Amor Prohíbido
Érase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron. Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse. ¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche de verano, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra, que están enamoradas, y que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.
Érase una vez un universo oscuro, un universo negro, un universo helado y matemático.
No se sabe por qué, dos estrellas se miraron y se enamoraron. Tan grande y hermoso fue su amor que dejaron de describir infalibles órbitas elípticas para dibujarse tiernos corazones entrelazados.
Se querían tanto..., pero la distancia era grande, y no podían acariciarse ni besarse. ¡Si por un solo instante pudieran estar juntas! Pero eso estaba prohibido en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Aun así no se resignaron a vivir separadas, alejadas por un denso y silencioso vacío; así que decidieron quebrantar la eterna ley del perfecto y ordenado universo. Con un cómplice guiño se salieron de sus órbitas convirtiéndose en dos estrellas fugaces, dirigiéndose a un mismo destino a la velocidad del deseo y el cariño
Tan solo querían besarse; sabían que ése sería su primer y último beso, pero a pesar de ello continuaron vertiginosas su sendero suicida..., hasta que se encontraron, fundiéndose en un luminoso y bello abrazo de amor y de muerte. Fue el precio tuvieron que pagar por quererse en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático.
Ellas fueron las primeras, pero si alguna noche de verano, mirando el cielo, ves una estrella fugaz, piensa que en algún lugar hay otra, que están enamoradas, y que aunque vivamos en un universo oscuro, en un universo negro, en un universo helado y matemático, lograrán encontrarse, se besarán por un instante nada más y desaparecerán entre destellos de amor y ternura.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
Menina perdida
La niña se despertó en la oscuridad de su cuarto, aún era de noche. Había soñado con él otra vez. Extendió su brazo hacia la mesa de luz para abrir el cajón y tomar la carta que había guardado, pero no estaba.
- Si mi sueño se hicierse realidad seré la mujer mas feliz del mundo- pensó. Cerró los ojos, se cubrió con las sabanas. Se prometió no olvidar ese sueño... una cita en el cine con Samuel, un abrazo en el auto con Samuel, una cena de compromiso con Samuel, el vestido de novia más lindo del mundo.... niños corriendo en un jardín.
- Samuel... tu carta- murmuró
La niña se levanta, todo esta oscuro y borroso a su alrededor. Era de noche. Un vaso cae al piso. Se rompe.
La luz se prende, pero todo continúa borroso.... --!estás bien Menina?! Qué ah pasado?!! - la voz, no era la de su padre..
-¡Papá.. papá?!...apenas podía hablar
La niña se asusta. Tiembla... no era más delgada esa silueta borrosa que se acercaba a ella..
-PAPÁÁÁÁÁÁÁAÁÁÁÁÁ!!!!!!!!!!!!!!!!!- grita agitada.
Alguien más entra y se acerca a la niña que retrocedía algunos pasos temblando... sin entender, confundida. Se orina.
- Esta pasando otra vez..- dice una mujer con voz agobiada- ...ya hablamos esto muchas veces Samuel, no podemos tenerla en casa, esto cada vez empeora. Mirala...no te das cuenta que no podemos hacer nada??!!-
- Ya bastaa María!!! andá a la cama y no la compliqués más, de mi familia me encargo yo!!- la mujer desconocidase irrita, da media vuelta y cierra bruscamente la puerta de la habitación.
Quedan solos, - Abuela tranquila, soy yo Samuel...-
En ese momento la niña entendió. Con la mirada perdida y los ojos llorosos empesó a sonreir, como una niña. Ya no tenía miedo.No había soñado. Había sido feliz.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se
estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la
Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces
encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías
fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En
aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".
estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la
Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces
encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías
fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En
aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona conocida....
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...
Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno blanco...
Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?
El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación
de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas
que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte
aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las
alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que harán más fuerte
para el siguiente intento –contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los
que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién necesita?
Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo casa, prueba tirarte desde una escalera.
-...O desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy
como tú. Mis alas son de adorno... – lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre
necesario para que las alas se desplieguen.
Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como
siempre.
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación
de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas
que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte
aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las
alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que harán más fuerte
para el siguiente intento –contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los
que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién necesita?
Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo casa, prueba tirarte desde una escalera.
-...O desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy
como tú. Mis alas son de adorno... – lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre
necesario para que las alas se desplieguen.
Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como
siempre.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
MensajePublicado: 10 Nov 2009 4:44 am Título del mensaje: LAS OPINIONES Responder citando Editar/Borrar este mensaje Borrar este mensaje Ver dirección IP del autor Reportar mensaje
LAS OPINIONES
Un círculo de intelectuales se había formado alrededor de un maestro.
Él no los había buscado, pero el grupo iba a visitarle cada tarde para meditar.
El sabio casi nunca hablaba. Era uno de esos mentores que consideran que
la enseñanza más elocuente es el silencio y la vibración más pura
y reveladora, la de la quietud.
Los iniciados, en cambio, parloteaban si cesar y se perdían en toda suerte
de opiniones. Unos aseguraban que hay un principio trascendente y otros
lo negaban; unos insistían en que lo único fiable era la experiencia sensorial
y otros en que solo lo era el universo de las ideas; unos señalaban la
necesidad de indagar en la metafísica y otros en las distintas filosofías
de la historia. Todos hablaban, aunque ninguno prestaba atención a los
demás. Solo jugaban con las opiniones, los puntos de vista y las abstracciones.
El sabio era muy paciente. Se preguntaba a qué venían esos hombres si
sólo estaban interesados en sus entretenimientos intelectuales y no tenían
oídos para la genuina enseñanza.
Un día decidió reunirlos y les dijo: -Sois como lavanderas.
-¿Cómo lavanderas? -preguntaron mirándose unos a otros extrañados-,
¿qué queréis decir con eso? -Vosotros sabréis, ya que domináis las
palabras y su interpretación.
-Pues no entendemos qué tenemos que ver nosotros con unas lavanderas.
-Veréis. La lavandera tiene mucha ropa, pero vienen los propietarios de la
misma, se la llevan y se queda sin nada. Así sois vosotros.
Tenéis un montón de opiniones tomadas de libros, escrituras, filósofos...
Mas nada os pertenece. Estáis vacíos. Sois como lavanderas.
Seguid especulando. No ganaréis ni un gramo de sabiduría con ello,
aunque os divertiréis mucho.
Dice el Maestro: Es necesario pasar de la comprensión intelectual a la intuitiva;
de la teoría a la práctica.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
IMÁGENES.
Trabajaba un padre en su despacho cuando entró su hija pequeña al borde de un ataque de nervios, medio llorosa y compungida.
- ¿Qué pasa hija? ¿Por qué estás tan deprimida?
- ¡Es que mi mesa se desordena demasiado fácilmente! - Dijo la niña.
- Enséñamelo.
Fueron a la habitación de la niña, y esta enseñándole la mesa le dijo:
- ¿Ves? Yo la ordeno, pero se desordena demasiado fácilmente.
El padre extrañado le dice:
- Enséñame como la mesa está ordenada.
La niña recoge todo, pone la taza con los lápices arriba a la derecha, una libreta arriba a la izquierda, una regla a la derecha, una goma de borrar abajo a la izquierda y así sucesivamente hasta que al fin, contenta, dice sonriendo:
- ¡Ya está!
El padre, extrañado pregunta:
- ¿Y si cambio esto de aquí, un poco a la izquierda?
- ¡Ah no Papi! Así ya no está ordenada.
- Ah ¿Y si tomo esto otro y lo cambio por esto?
- ¡Aun me la desordenas más!
- ¿Y si cambio de sitio la taza de los lápices por la libreta?
La niña, al borde de las lágrimas dice:
- ¡Papa! ¡Me estás desordenando toda la mesa!
- No, hija no, la mesa no está desordenada. Lo que pasa es que tú tienes muchas imágenes para que la mesa esté mal, y sólo una para que esté bien.
Trabajaba un padre en su despacho cuando entró su hija pequeña al borde de un ataque de nervios, medio llorosa y compungida.
- ¿Qué pasa hija? ¿Por qué estás tan deprimida?
- ¡Es que mi mesa se desordena demasiado fácilmente! - Dijo la niña.
- Enséñamelo.
Fueron a la habitación de la niña, y esta enseñándole la mesa le dijo:
- ¿Ves? Yo la ordeno, pero se desordena demasiado fácilmente.
El padre extrañado le dice:
- Enséñame como la mesa está ordenada.
La niña recoge todo, pone la taza con los lápices arriba a la derecha, una libreta arriba a la izquierda, una regla a la derecha, una goma de borrar abajo a la izquierda y así sucesivamente hasta que al fin, contenta, dice sonriendo:
- ¡Ya está!
El padre, extrañado pregunta:
- ¿Y si cambio esto de aquí, un poco a la izquierda?
- ¡Ah no Papi! Así ya no está ordenada.
- Ah ¿Y si tomo esto otro y lo cambio por esto?
- ¡Aun me la desordenas más!
- ¿Y si cambio de sitio la taza de los lápices por la libreta?
La niña, al borde de las lágrimas dice:
- ¡Papa! ¡Me estás desordenando toda la mesa!
- No, hija no, la mesa no está desordenada. Lo que pasa es que tú tienes muchas imágenes para que la mesa esté mal, y sólo una para que esté bien.
pirata alyssa- Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 09/09/2015
Re: Cuentos Cortos
GALLETITAS.
A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.
Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.
La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.
Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. " No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.
- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!
_________________
A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.
Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.
La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.
Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. " No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.
- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!
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